jueves, 10 de septiembre de 2015

Tortuga en el estanque (Chin TI Chi Ua)

Chin – Ti Chi – Ua
(Tortuga en el estanque)
Dos tortugas Vivian felices en un pequeño estanque.
Un día una de ellas siguiendo un hilo de agua, que se perdía entre las cañas y pastos altos (allí donde nunca se atrevieron a llegar), llegaron a un inmenso estanque (para ellos); era un río.
Luego de que paso su asombro, volvió al pequeño charco que vio. A lo cual esta respondió con una negativa;y diciendo que no podía ser que existiera algo tan grande y decidió pasar sus restantes días en su viejo estanque, mientras que la otra (la aventurera), se animó a vivir nuevas experiencias posibles, posibles peligros; pero una vida nueva se abrió ante sus ojos por la decisión tomada.

Tu puedes elegir de cual tortuga ser; tener refugio en un sitio conocido y limitado; o vivir la aventura de lo nuevo; nuevo lugar, nuevos peligros, nuevos amigos y nuevas oportunidades, entre otras cosas.
Recuerda TU DECIDES

jueves, 9 de julio de 2015

viernes, 15 de mayo de 2015

El Bambú Japonés

No hay que ser agricultor para saber que una buena cosecha requiere de buena semilla, buen abono y riego constante. También es obvio que quien cultiva la tierra no se para impaciente frente a la semilla sembrada y grita con todas sus  fuerzas: "¡Crece, maldita seas!". Hay algo muy curioso que sucede con el bambú japonés y que lo trasforma en no apto para impacientes:
Siembras la semilla, la abonas, y te ocupas de regarla constantemente. Durante los primeros meses no sucede nada  apreciable. En realidad no pasa nada con la semilla durante los primeros siete años, a tal punto, que un cultivador  inexperto estaría convencido de haber comprado semillas infértiles. Sin embargo, durante el séptimo año, en un período de sólo seis semanas la planta de bambú crece ¡más de 30 metros!
¿Tardó sólo seis semanas en crecer? No. La verdad es que se tomó siete años y seis semanas en desarrollarse.
Durante los primeros siete años de aparente inactividad, este bambú estaba generando un complejo sistema de raíces que le permitirían sostener el crecimiento que iba  a tener después de siete años. Sin embargo, en la vida cotidiana, muchas personas tratan de encontrar soluciones rápidas, triunfos apresurados sin entender que el éxito es simplemente resultado del crecimiento interno y que éste requiere tiempo.
Quizás por la misma impaciencia, muchos de aquellos que aspiran a resultados en corto plazo, abandonan súbitamente justo cuando ya estaban a punto de conquistar la meta.
Es tarea difícil convencer al impaciente que sólo llegan al éxito aquellos que luchan en forma perseverante y saben esperar el momento adecuado.
De igual manera es necesario entender que en muchas ocasiones estaremos frente a situaciones en las que creeremos que nada está sucediendo. Y esto puede ser extremadamente frustrante.

En esos momentos (que todos tenemos), recordar el ciclo de maduración del bambú japonés, y aceptar que -en tanto no bajemos los brazos, ni abandonemos por no "ver" el resultado que esperamos-, sí está sucediendo algo dentro nuestro: estamos creciendo, madurando.

Quienes no se dan por vencidos, van gradual e imperceptiblemente creando los hábitos y el temple que les permitirá sostener el éxito cuando este al fin se materialice.
El triunfo no es más que un proceso que lleva tiempo y dedicación.
Un proceso que exige aprender nuevos hábitos y nos obliga a descartar otros.

Un proceso que exige cambios, acción y formidables dotes de paciencia.